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Lunes, 23 Diciembre 2024

Estas son las pruebas que beneficiaron a la presunta coautora del asesinato del jubilado cordobés en San Rafael


Se trata de Silvia Luffi, a quien le otorgaron el beneficio de la detención domiciliaria. Es la pareja de Brian Ríos, principal sospechoso que tiene el crimen de Héctor Aguilar, quien declaró y confesó el lugar donde descartaron el cuerpo de la víctima.

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Ríos y Luffi, la pareja de acusados.

El hallazgo del cadáver de Héctor Dionisio Aguilar permitió a los detectives del caso encaminar el armado del rompecabezas del crimen ocurrido en San Rafael y así tener mayor claridad sobre los hechos condujeron a la violenta muerte del cordobés de 64 años.

La autopsia practicada a los restos que fueron localizados en una cantera de piedra laja, luego de la declaración de Brian Ángel Ríos Quiroga (30), principal sospechoso que tiene el caso, sumado a un nuevo análisis de las pruebas que ya estaban incorporadas al expediente, terminó beneficiando a su pareja, Silvia Raquel Luffi (31), acusada coautora del homicidio.

Con ese nuevo escenario, este lunes el fiscal Javier Giaroli, quien lidera la instrucción, le otorgó a la mujer el beneficio de la detención domiciliaria, ya que los nuevos elementos que se sumaron al expediente no la ubican en la escena del crimen. Por ahora, sólo quedó comprometida por las transferencias de dinero que recibió por parte de la víctima.

Pese a eso, Luffi permanecerá momentáneamente en tras las rejas porque los domicilios que propuso para quedar cumplir con esa modalidad de detención no fueron aprobados por el Servicio Penitenciario, al no contar con las condiciones necesarias para la utilización de la pulsera electrónica.

Por su parte, el sindicado encubridor, César Campos, a quien le hallaron el jueves 20 el Volkswagen Gol Trend de la víctima, recuperó su libertad. En las últimas horas, no sólo declaró en la causa y sostuvo que desconocía el origen del vehículo, sino que también aportó, a través de su defensa, conversaciones que mantuvo con Ríos de las que se desprende que fue engañado para hacerse cargo del desguace del auto.

Básicamente, Ríos tomó parte de la historia del jubilado asesinado para convencerlo. Le aseguró que trabajaba en Córdoba manejando una cosechadora de sorgo -oficio de la víctima- y que le habían dado el rodado como parte de pago. Agregó que tuvo un problema con su jefe y que iban a denunciar el auto como robado, por lo que necesitaba desarmarlo y vender las autopartes.

De ese modo, se cayó la hipótesis de que Campos podría haber tenido cierto grado de participación dentro de la banda acusada de perpetrar numerosas estafas contra la víctima y posteriormente el crimen.

Lobo solitario

Los elementos probatorios que eventualmente le permitirán a Luffi salir de la cárcel, surgieron a partir de la necropsia que le practicó personal del Cuerpo Médico Forense (CMF) a los restos de Aguilar, habidos el jueves de la semana pasada detrás del cerro Bola.

El trabajo de los peritos sostiene que, si bien el cordobés fue atacado a cuchillazos y eso le provocó neumotórax en el sector izquierdo del cuerpo, esa no fue la causa de muerte. Tampoco fue ultimado a bordo de su vehículo, como lo sostenía la primera hipótesis oficial, donde se encontraron abundantes restos de sangre en el sector donde se encuentra el freno de manos, entre los dos asientos delanteros.

Los forenses establecieron que Aguilar falleció producto de un traumatismo de cráneo, producto de un golpe producido con un elemento contundente en el lugar donde encontraron su cadáver.

Así, el fiscal Giaroli reformuló la reconstrucción y sostiene que al jubilado lo atacaron en primer lugar dentro del vehículo, pero que posteriormente le ataron las manos con un alambre y fue trasladado hasta la cantera, donde lo remataron golpeándolo en la cabeza con una piedra laja.

De esa forma, quedó descartada la posibilidad de Luffi haya recibido en la localidad de Salto de las Rosas a Aguilar junto a Ríos y que lo haya ayudado a ultimarlo. Ahora creen que este último actuó en soledad, que condujo el vehículo de la víctima, a quien colocó en el asiento del acompañante, maniatado, y así lo trasladó hasta el sector donde le quitó la vida y luego ocultó su cadáver bajo las rocas de caliza.

Además, del análisis al celular de Luffi surgió que durante la mañana del domingo 2 de junio, día en que Aguilar viajó hacia San Rafael y terminó asesinado, jamás salió de su domicilio. La mujer también confesó espontáneamente, durante su detención, que esa misma jornada su pareja se ausentó durante varias horas y que desde ese entonces desaparecieron de su casa un cuchillo y una campera azul.

Justamente, esa prenda habría sido utilizada por Ríos para limpiar y tapar la sangre del automóvil de Aguilar, de acuerdo con la declaración de un testigo que le guardó el vehículo durante algunos días al presunto matador. A ese hombre, el acusado también le aseguró que estaba trabajando en la cosecha de cereal en Córdoba y que allí le habían entregado ese rodado.

Oviedo y Martínez, otros dos detenidos que tiene la causa

Más allá de que la investigación continúa y no se descarta que Luffi haya tenido algún tipo de vinculación con el hecho de sangre, por ahora todo apunta a la teoría del “lobo solitario” con respecto a Ríos. En caso de que todo siga así, probablemente podría haber un cambio en avoque de imputación a la mujer.

Con respecto a los otros dos detenidos que tiene el caso, Alan Eloy Martínez Guevara (28) y Hernán Ariel Oviedo Castro (31), ambos permanecen en prisión, no sólo por las sospechas que pesan sobre ellos con respecto a las estafas de las que fue víctima Aguilar, sino también porque el primero violó las condiciones de la libertad condicional que le otorgaron mientras cumplía una condena por violencia de género y el restante está purgando un castigo de 5 años de encierro por el asesinato de Waldo Vera, ocurrido en 2015 en Malargüe.

Estafas y muerte

Aguilar fue contactado por una mujer a comienzos de este año por medio de Facebook. A través de diversas charlas, la supuesta fémina le aseguró que lo había conocido años atrás y hasta que habían tenido un amorío casual.

Pese a que todo se trataba de una artimaña ideada por presos de la cárcel de San Rafael, de acuerdo con la instrucción, el hombre se terminó convenciendo de que eso había sucedido.

A través de ese perfil trucho de la citada red social, le aseguraron a Aguilar que la mujer tuvo una hija suya y que la niña deseaba conocerlo. Con excusas sobre problemas económicos que atravesaban la pequeña y su madre, consiguieron que el jubilado les trasfiriera dinero en múltiples ocasiones.

Las maniobras se extendieron hasta fines de junio, cuando los delincuentes citaron a Aguilar a San Rafael. Para esto, le dijeron que la madre de su presunta hija tuvo problemas con una ex pareja y se tuvo que mudar de su casa de La Rioja.

Así, pactaron encontrarse el domingo 2 de julio, día en que el cordobés salió de su casa de la localidad de San Basilio y no volvió a ser visto por sus familiares.

Con el paso de los días, sus nueve hijos iniciaron una fuerte campaña en las redes y en los medios de comunicación de córdoba para encontrarlo. La investigación se inició una fiscalía de Río Cuarto y todos los indicios apuntaron al departamento del sur mendocino como el destino del hombre.

Así, la UFI San Rafael inició una pesquisa que rápidamente desembocó en las detenciones de los cuatro sospechosos del homicidio y el hallazgo del rodado el jueves 20. Una semana después, Ríos se quebró y le aportó a los investigadores la localización del cadáver.

Fuente: https://www.elsol.com.ar/

 

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